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  • 1 Min. de lectura

Y en realidad siempre que ayudamos a alguien, ellos nos están salvando a nosotros.


Así comenzó mi historia con ella. Fue corta, pero profunda. Su olor era como el de mi abuela. Su casa como la de tantas personas en mi mundo. Sus flores las más hermosas, silvestres.


Hace una semana quise almorzar con ella y decidí irme a caminar al San Lorenzo. Ella por alguna razón misteriosa me esperaba y al siguiente día que iba almorzar con ella me avisaron que la habían hospitalizado. Esta mañana me avisaron que ya no estaba como yo la recordaba. Ahora solo puedo abrazar su aroma en mi memoria, ahora solo podré almorzar su plato preferido sola sin que me mire con ese silencio que me dejaba sin aliento.


Rosita fuiste más que una historia. Fuiste una amiga que me dio grandes lecciones. Hasta como te despediste de mi me sorprendió. Ya sos otra vez una estrella y yo te buscare en tus flores, en el viento, en mis caminatas, en el cielo, en las nubes.


Aquella vez juntas nos salvamos de alguna cosa. Nos unía el misterio de la vida...y tocaste mi ser en lo más profundo...me recordaste a tantas mujeres que solas vamos por el mundo intentando sobrevivir de amores y desamores, de historias de vida, de silencios y abandonos, de risas en nuestras cocinas mientras esperamos a los que no llegan. Fuiste un gnomo en mi vida. Te buscare en mis otras vidas.

 
 
 
  • 3 Min. de lectura

Dos vocales que parecen cambiarlo todo. Pero en realidad llevamos años entrenando otras formas de existencia. Desconocidas para muchos hasta hace poco, pero nombradas recientemente para ellos y entonces es como si nunca se hubieran dado cuenta. 


La inteligencia humana no fue suficiente. Hemos destruido de todo. Especies, ecosistemas, elementos, imperios, estados, países, ciudades, pueblos, familias, individuos, espíritus. Y más…

¿Y ahora se plantean el miedo a una dominación artificial? Obvio, tenemos que temer, porque temernos no fue suficiente. Imaginan monstruos en la nube y nuestras nubes no paran de advertirnos de nuestra propia nube. Esa que está en nuestros cielos y que ahora sí declaran emergencias en vez de declarar alertas. Tempranas, unas que nos permitan prevenir, en vez de curar. Porque ante un río enderezado, lo que queda es rezar. Porque ahí si no hay Santa Lucía que valga...


Si no quieren que la inteligencia artificial se apodere de nada, empieza por usar tu inteligencia humana. Esa inteligencia que ahora todo lo ve, lo escucha, lo lee, no tiene aún el privilegio ni de sentir ni de gustar. Jamás. Eso sí no es verdad. Así es que si ya sabemos eso, volvamos a tener vida privada, conversaciones entre nosotros, mirándonos a los ojos, tomándonos de las manos, apaguemos todos nuestros dispositivos cuando estemos en casa, entre humanos, entre seres con un corazón que late y que está compuesto de pequeñas y diminutas células que son capaces de transmitir emociones a nuestro cerebro.


Vinimos a vivir experiencias que nos hagan sentir emociones. Yo no me creo eso de que vinimos a otras cosas. Y todas relacionadas con el amor y no con el miedo. Sigo sin comprender nuestro origen. Si hay algo o alguien superior sin duda. Tanta belleza no puedo dejársela al azar, pero confío en que ese ser superior donde quiera que esté, guíe a esta humanidad tan perdida y vulnerada de su origen.


Tenemos todo para ser prósperos y escogemos auto sabotearnos y vivir en la miseria, tenemos toda la capacidad intelectual para salir adelante y escogemos maltratarnos y maltratar de paso a otros y a todo. Tenemos todos los recursos suficientes para todos los seres y preferimos privatizarlos y dejar a unos sin nada. Yo no sé si el cuento de la manzana y la culebra sean esos mitos que nos dicen que fueron, de lo que si estoy segura, es que vivimos en el paraíso y no lo podemos ver. Creemos que está en otro lugar y yo lo veo aquí. Pensamos que llegaremos a él cuando morimos y yo lo vivo en vida. Esa manía de auto inventarnos situaciones de miedo y de angustia, en donde hay un pecado original que nos pesa para hacernos temer de la felicidad de estar vivos ya y disfrutando del paraíso hoy.


IA & IH ambas igualmente peligrosas, porque si no son bien utilizadas entonces no son inteligencia. No son nada. Y que superemos a esos seres mecánicos que nos dicen y de paso nos imaginamos solo depende de nosotros. Todo tiene un botón. Apagarlo es la solución. No mantener todo conectado es la opción. Que lo único conectado sean nuestros espíritus y nuestros corazones, de resto, turn it off y bye. Sin energía no hay IA en ninguna parte, quizá de eso se traten los apagones, de hacer una prueba a un sistema que ya depende cien por ciento de algo externo. Cuando en la oscuridad y en el silencio está todo.


IA, también te hablo a ti, a donde estés, no hay opción de que reemplaces la inteligencia vegetal o esto que escribo con el corazón, jamás. Porque estoy hecha de fibras de luz con una capacidad de comunicarse con el infinito y más allá. Y tú solo eres cables y vacío en una nube.

 
 
 



Antes de empezar a leer, me encantaría si pones esta canción.


Eso es para mí la vida, nuestra vida. Comenzamos un día viendo una gran luz y sin saberlo lentamente vemos rostros, manos, ojos, caras, personas que se nos hacen cercanas con el correr de nuestros días. Reconocemos los espacios en los que nos movemos y con quién nos movemos, empezamos a reconocer a otros como nuestros iguales, cómo nuestros pares y ahí comienza la gran magia de nuestras vidas. Porque cuando vemos a los otros nos permite también reconocernos a nosotros mismos. Empezamos a ver nuestras manos, nuestros pies, nuestras cara, nuestro cuerpo, nuestro espíritu.


Y entonces ya no es solo nuestro camino. Nos hace humanos la posibilidad de relacionarnos con otros, iguales o no, relacionarnos con el mundo que nos rodea nos da la posibilidad de ser, de estar en un mundo inexplicablemente, porque aunque hayan miles de teorías, no sabemos por qué estamos aquí, y por qué nacimos en donde nacimos, y porque nos tocaron ciertas personas como los rostros cercanos que miramos y nos miran. El misterio es ese, reconocer que somos un milagro misterioso de un universo en evolución y que nosotros aunque diminutos e insignificantes para ese Universo contamos para otros, para muchos, e inclusive para el Universo mismo que también suspira cuando uno de nosotros cuando ya no está.


Volteamos y volteamos en esta bolita verde azul y vivimos millones de segundos y miles de experiencias que nos hace ser quienes somos. Somos un espíritu lleno de historias, pero nunca dejamos de ser esa luz que un día como hoy, nace al mundo y nos permite comenzar una vida en él, para convertirnos en lo que queramos ser, en quienes queramos ser. La libertad para decidirlo radica en el más poderoso de nuestros dones, el libre albedrío. Esa cosa rara que aunque podría parecer rebeldía, no es sino la expresión máxima de que cada ser puede escoger su camino. Porque la vida es una gran montaña, y es nuestra vida. Y hay millones de caminos, tantos como gente en el mundo. Nuestra vida entonces, es un camino que se ramifica, que se abre en millones de opciones, unas veces es empedrado, otras veces liso, unas embarrado, otras con tormentas a cuestas que no nos dan tregua, casi siempre acompañado pero muchas veces en solitario, porque este viaje, es uno. El que escojamos.


Es como ascender una montaña y caminamos y escalamos y trepamos y reptamos y descansamos también. Hay un tiempo para todo, podemos observar el paisaje, detenernos a mirar las cascadas, a comprender que hay otros en nuestro camino y que debemos procurar apoyarlos y hacérselos también un gran viaje, debemos ser compasivos con los otros viajeros en sus propias vidas y darles la mano en las rutas difíciles, abrigarlos durante las tormentas, sentarse con ellos cuando es tiempo de parar y de llorar y de reír y tirarnos panza arriba cuando sale el arcoiris porque si hay algo que he aprendido a través de mi caminar es que la vida ciertamente es una rueda. Unas veces arriba y otras abajo. Igual que los caminos en cualquier montaña, nevada o desértica, siempre siempre es un ciclo. Nada es eterno. Aunque nuestra luz sí es perpetua.


Los caminos de la vida son múltiples y viajamos con quienes queremos. Nos acercamos a alejamos muchas veces pero siempre escogemos con quien permanecer a través de la vida, ya sea por familiaridad o por decisión de dejarnos acompañar de extraños que con las caídas y las paradas se vuelven nuestros amigos, nuestros cómplices, nuestros "parceros". Sin ellos estaríamos varados en alguna parte de nuestro mundo, porque los caminos algunas veces se vuelven difíciles y muy escarpados para uno solo, y nos caemos y los dolores de la vida no nos dejan ver cómo es que debemos seguir ni por dónde. Solo con quienes nos acompañan podemos volver a ver la luz, y encontrar la salida que nos permite encontrar de vuelta la esperanza y la fe en que debemos seguir. 


Es además como un salto de fe. La vida, ascender a una montaña y todos los caminos. Porque nunca sabemos que hay a la vuelta de la esquina y aún así seguimos caminando, ascendiendo y viajando. Lo hacemos porque hacemos un gran salto de fe y porque es lo que hay. El misterio de la vida solo lo resuelve el misterio de la muerte y hasta que esa llegue a nuestras vidas, lo único que nos resta es disfrutar el paisaje, ser compasivos y amorosos con nosotros y los otros, ayudar y dejarnos ayudar, ser prudentes siempre porque los caminos exigen el respeto de la vida que ellos son.


Deseo que esta vuelta 60 de tu vida querido hermano, te permita reflexionar y ser quien eres y quién quieres seguir siendo en este ascenso a conquistar tu montaña. Puedes cambiar en un instante, lo que no te permite ser esa luz que viniste a ser y sobre todo, agradecer por la vida que tienes aún por recorrer para detenerte a mirar el paisaje con asombro y saber que con toda certeza vas a más de la mitad del camino de tu vida y has logrado grandes cosas. Te has detenido cuando ha sido necesario, le has ayudado a otros viajeros en su vida y sobre todo has aprendido cómo sanarlos a medida que van recorriendo sus propias vidas, solo eso, poder ser un hombre medicina en tu camino, debe alegrar tus días y siempre sin olvidarlo jamás, ser un ser humilde. Porque la humildad nos da puntos adicionales en esta misteriosa y vasta vida.



ps. Ya desde bebé habías escogido viajar en el carrito blanco de tu derecha.




 
 
 
Martha Llano 2025®
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