top of page
Foto del escritorMartha Elena Llano Serna


Siempre la he necesitado pero la obviaba por la hermosura de mi bosque. Sin embargo mientras escribo recuerdo la dulzura de hacerlo sin dolor en mis huesos, porque el frío me pasaba una factura en mis largas jornadas de plasmar mis emociones en mis hojitas de papel, en mi compu, o casi en cualquier cosa. Mis sentimientos van como en crescendo y necesito expresar lo que siento, lo que ya no guardo solo para mí, lo que otros deben leer o escuchar. Ya hay tantas herramientas para expresarnos que no hacerlo es una excusa.


Necesito la tibieza que siento ahora para ser capaz de continuar, allá Pepe me espera y sé que es el guardián y vigilante de mi bosque amado así como el espíritu de esas personas que hoy lo habitan. Me han preguntado varias veces si me arrepiento y nuevamente les digo, no. Pues cómo, si es que el bosque es una familia viva que también decide y escoge. Pudo haberse equivocado una sola vez, pero ni una más. Así es que solo siento gratitud porque esta tibieza me permite hacer lo que mas amo. No tengo dudas, solo certezas. 


La tibieza se funde además con piedras de colores y formas en un agua que no es tan tibia pero que es la perfecta para refrescarnos. Aquí estamos y sentimos la plenitud de las horas vividas. Nuestra cotidianidad está envuelta en un halo de misterio y de fascinación. No en vano paso mis horas en silencio hurgando en mi memoria esas historias que hoy me definen y que de paso le dan forma a la historia natural de mis emociones, una nueva historia que puedo gratamente sentir como parte de mi sanación.


Te amo bosque, te he visto crecer conmigo, somos hermanos, o soy tu hija, y allí estaré aunque no me veas, siempre iré a ti aunque no pueda tocarte porque lo he hecho tantas veces que ya te llevo tatuado en mi piel y puedo abrazarte cada noche y hablarte en las mañanas cuando sé que aún ni despiertan en tí todos los seres que te habitan. Me has acompañado tantas noches en vela que nuestra relación es íntima y secreta. Tu frío en realidad solo me afectaba escribiendo porque de resto te siento tan mía que no te siento. 


Necesito la tibieza que me habita, que me habitas y ella depende no solo de mi, ni del fuego que alberga mi hogar, sino de la que habita mi existencia en combinación con mis sueños y los sueños de quienes me rodean. Ver cada uno de ellos con sus ilusiones y proyectos es también una forma de calentar mi espíritu. A ellos les debo que esté aquí en soledad escribiendo y con una bella manada de cuatro que me persiguen a donde vaya y que hoy aprenden todos a nadar y a montarse por ahí en alguna tabla azul para ir tras nuestros sueños.


Necesito la tibieza y el cielo azul para creer que todo es posible y sí que lo es. He aprendido a vivir en una escala más humana, en un espacio pequeño con todo lo que necesito y en donde cada quien tiene su espacio. No es más. Aquí veo el paso de las nubes y el viento me susurra al oído historias de otros tiempos. Aquí mi mirada puede ir hasta más allá de la punta de mi nariz o del árbol más próximo, y puedo ver en la distancia otras vidas y eso me conecta con ese mundo que no veo.


Necesito la tibieza tanto como respirar, quizá 29 años de niebla fueron suficientes...tal vez, lo que sí se con certeza es que ese bosque me habita y yo en él.


6 visualizaciones0 comentarios
Foto del escritorMartha Elena Llano Serna


Reír comienza a convertirse en un lujo. En uno de esos que no nos podemos perder. Reír nos sana. Reírnos hasta de nosotros mismos es la oportunidad que tenemos de auto sanarnos. Porque nuestras células vibran en otra frecuencia. Siempre he creído que el sentido del humor es de gente inteligente. Y reírse de uno mismo sí que lo es.


Reír, qué regalo, qué placer, que posibilidad tan fácil y absurda de soltarlo todo y ser felices y permitir que las carcajadas nos masajeen el espíritu, aún cuando somos incapaces de sonreír.


Reír con amigas es un privilegio. Ellas son el bálsamo de la vida, de mi vida, de mis días en soledad cuando decido aislarme nuevamente en un paraíso, convencida de que mi tiempo en el clima helado a terminado. Ellas lo saben y vienen hasta aquí para regalarme sus risas, sus sonrisas, su tiempo, sus historias y yo las mías, que sí, son de carcajadas. Porque soy un exceso.

Agradezco mi vida y sus vidas, son mi regalo. Somos espíritus que por alguna razón en esta forma y en este cuerpo nos conocemos desde los cuatro años. A verrrrr no hagan cuentas, son muchas vidas de hecho. Las he visto en otras.


Reír, reírse, ejercitar nuestra propia fortaleza de hasta burlarnos de nosotros, de la vida, de nuestras experiencias, de haber bailado please don't go brillando hebilla y pisando zapatos...reír, reírme, reírnos, que alegría queda en los espíritus cada mirada, cada sonrisa, cada risa. A eso venimos, a llevarnos tatuado el cuerpo de rayitas en el rostro lo vivido...este fin de semana con toda seguridad nos salieron algunas de esas rayitas, mal llamadas arrugas, porque eavemaría si quedamos debiendo!!!!


Gracias amigas del alma. Reír es nuestra herencia.

65 visualizaciones0 comentarios


Es como un fuego en mi interior. A eso creo que es lo que le dicen malicia indígena. A esa llama que nos quema por dentro cuando nuestro propio espíritu nos habla y nos apreta desde bien adentro todas nuestras células. Intuición le decimos también. La malicia indígena no es tal. Porque de haberlo sido no los hubieran aniquiliado, se hubieran realmente quedado escondidos en sus espacios sagrados sin que semejante barbarie hubiese ocurrido en sus comunidades, familias, civilizaciones. Aún siento verguenza por todo lo que sucedió, peor aún, sigue sucediendo. Somos una especie invasora.


Es un susurro de nuestro espíritu. Nos habla amorosamente tratando de decirnos algo. Previniéndonos de lo que sucederá. De lo que será, de lo que viene. Y últimamente pocas veces le escuchamos porque estamos afanados. Mi afán era sencillo, comprar una antena para estar conectada al mundo más eficientemente. Algo que persigo desde hace mas de tres décadas. Si, eso exactamente cuando empezando a vivir en la selva yo sabía que arriba habían satélites que podían darnos eso que todos merecemos, conexión, comunicación, la democracia en la que sí creo.


Es un murmullo chiquitico, suavecito, sútil, una comunicación con nuestro propio cuerpo, en donde verdaderamente reconocemos que somos animales, y si no somos capaces de escucharlo, entonces, otro, de tu misma especie, así no más de la nada, te roba no dinero, el dinero son solo números que van y vienen, nos roba lo mas preciado para mi desde hace casi lo mismo que persigo a la democracia, tres décadas: el tiempo. Y ese sí que me duele más que el dinero, que al final es tiempo.


Siempre procuro escucharte espíritu, desde hace mucho cuando entendí que tengo mi propio tipi en mi interior y que puedo cerrar los ojos e ir a él y encontrarme a mi misma sentadita allí tratando de hablarme a mí misma, de abrazarme y protegerme viendo desde adentro de mi corazón para saber que vivimos en un mundo lleno de fieras que nos quieren comer. Literal. He vivido y he sobrevivido a fieras de esas furiosas que son como yo, humanas, o algunas que ni lo son y que igual me desgarraron. Hay un mundo invisible más grande que el que podemos ver.


La malicia indígena es un concepto mal usado para un sentimiento que es tan puro como el amor. Es en realidad una frecuencia muy poderosa que vibra tan alto en nuestro interior que resuena en nosotros con un poder infinito de comunicación telepática desde algún lugar del universo con nosotros. Estar en sintonía con esa frecuencia para poder captarla es mi mayor reto. Hace tres años tal vez mi resonador falló como ninguna otra vez, cuando mi hijo lo tenía afinadito y no quise escucharlo, lo siento hijo, te enseñé a confiar en tu instinto y te fallé. Repararlo ya no está en mis manos, pero sí en un bosque que he amado como un hijo más, aunque la hija de él sea yo.


La frecuencia del amor todo lo sana, suelto el desamor que habita del otro lado y dejaré que el mundo invisible haga lo suyo y alinee los chakras de la maldad. Estoy segura que el poder de la energía de la verdad y la justicia son más poderosas que ella. Y al final, todo se sabe, y todo se cae por su propio peso, porque nada más difícil que esconder que una mentira, que un robo, que lo que no es. La luz tiene el poder de iluminarlo todo y dejar ver la realidad tal cual es. Sencillo.


Intuición, malicia indígena, un susurro, un murmullo, una sensación, una emoción, una cosita aquí deliciosa que siento cuanto pienso en quienes amo verdaderamente y en los lugares que he visitado de mi planeta mientras él viaja alrededor del sol, y yo en él, y todos, Sol, Luna, Tierra y más, en este universo hermoso y maravilloso. Tengo mi propia antena y esa sí no me la roban ni me la quitan, poseo en mi cerebro la mas maravillosa capacidad de comunicarme con otros, de recibir información del más allá y del más acá, y saber que al menos intento saber que tengo un órgano tan poderoso en mi interior me hace sentir tan grande como el universo y comprender que lograré todo, y que una antena de Starlink me abrirá puertas a nuevas dimensiones, porque yo tengo mi propia humanlink en mi interior. Y que la uso... La uso, con malicia indígena.

69 visualizaciones0 comentarios
bottom of page