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Damos por sentado el poder de las palabras, de la prudencia, del silencio. Una palabra puede herir más que mil acciones. Y entonces luego debemos apelar al perdón, al que damos y al que nos dan. O al que nunca damos y al que nunca nos dan. Porque el pasado hay veces pesa y entonces parece no marcharse y el miedo nos sepulta y el presente se nos roba los días. 


Damos por sentado que tenemos buenos hijos, buenos padres, buenos amigos y quedan las pisadas que nos hacen o hacemos. No todo es malo, no todos somos malos y olvidamos que no tenemos padres adictos ni hijos adictos como algunas otras familias tienen que padecer. Porque una cosa es una discusión con un ser funcional, a otra con uno que no puede ni siquiera tener una sana discusión. Mil veces me han dicho que soy un exceso y lo reconozco, pero también tengo la capacidad de reconocer el exceso de los otros porque todos lo somos. Somos imperfectos y mientras nuestras acciones no atenten contra los otros, ni llegues borracho a casa diario o en mitad de semana, o drogado hasta que no puedas ni ser ni existir, o maltrates con tus palabras o físicamente a los otros de tal forma que su espíritu crezca siempre con tanto temor que no sea, entonces podemos llamarnos humanos, mortales y ¨normales¨.


He prometido escribir corto como un ejercicio personal para mi propia vida. Así tal vez no acumule tanto por decir, tantas historias por contar. Así muchas veces prefiera el silencio como ahora, la cueva, la selva, el bosque, la quebrada, el mar, mi manada. Con la que me siento tan a gusto porque no juzga ni censura, así como yo a ellos, aunque hay veces mi energía se me salga por los poros y ellos entonces también comiencen a ladrar y yo quiera aullar.


Nos estamos perdiendo. Pero hay veces debemos perdernos para encontrarnos. E inclusive para no encontrarnos. ¿Quién dijo que quería ser encontrada? En una cultura en la que ya no tengo confianza, mis convicciones son reales y honestas y fueron violentadas. Así es que ya no espero mucho. Ni perderme ni encontrarme. Quienes me conocen saben quién soy y de qué soy capaz. Nunca he necesitado salirme de mi realidad porque siempre he vivido en otra. En una en donde mi sensibilidad me ha llevado y la cual he tenido el coraje de ventilar a los mil vientos. Mi sensibilidad es una enfermedad para el mundo occidental y así lo acepto y hago lo que mi mago me dice. En otros mundo que existen, no. 


Damos por sentado el egoísmo de las sociedades en las que vivimos hoy en día. Primero soy yo y segundo y tercero y cuarto y después están los otros. Ha sido doloroso saber lo solos que vivimos ahora y tal vez por eso me acompaño de una manada peluda y de cuatro patas. Ha sido doloroso saber que aunque creamos amar, el cuidado que tenemos con quienes decimos amar no nos permita ni siquiera cuidar de los otros cuando más lo necesitan. Un plato de sopa puede hacerte caminar al borde del abismo, o las exigencias que otros hacen de ti, cuando ni siquiera tú mismo puedes dar más. 


Damos por sentado que no pertenecemos a familias ni asesinas ni ilegales. Se nos olvidan tantas cosas que cada vez exigimos más y más y somos inconscientes de esas otras realidades que existen y están por ahí verdaderamente poniendo a las familias a hacer sacrificios. Somos solo familias disfuncionales como el sistema mismo, como este planeta que no nos aguanta y tal vez se sacuda y mande todo para la mierda. Como hay veces muchos humanos queremos y por respeto no lo hacemos. Porque confiamos que el amor es más fuerte. 


Damos por sentado que tenemos la fortuna de estar rodeados por gente buena. Y les hacemos daño. Hasta que un día no podremos más. Aunque el amor todo lo puede.

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Valen, Juli



Solemos confundir el amor con atracción, solemos confundir el amor con enamoramiento, solemos confundir el amor con sexo y más aún con pasión, solemos confundir el amor con ese cosquilleo cuando vemos a ese ser que un día cualquiera se cruza en nuestras vidas y nos detiene el corazón... una mirada, un coqueteo, una sonrisa, nos sudan las manos, se nos hace un nudo en la garganta, se nos quiere salir el corazón, se nos olvida el tiempo, no podemos pensar con claridad, perdemos la noción de quiénes somos, de qué queríamos, de quiénes éramos...y todo es en realidad porque confundimos todo eso con una de las fuerzas más poderosas que sentimos los seres humanos, el amor.


El amor es todo esto y más. Es la dulzura con la que desde los primeros días puedes tratar a quien te hace latir fuerte el corazón. Es la certeza de querer ser mejores seres humanos, es la voluntad y la decisión de tratar respetuosamente a otro ser que ayer ni siquiera conocías. Es la belleza de aprender a ser solidarios, cómplices, amigos, compañeros, novios, amantes hasta que un día se puede tener la fortuna de poder llamarse, esposo, esposa. Dos palabras tan poderosas como el amor mismo. Dos palabras en las que está contenido todo lo que el amor es y mucho más.


Solemos confundir el amor con muchas cosas, muchas de ellas parte de un proceso pero jamás el amor per se. Porque el amor es un fuego en nuestro interior que debemos cuidar y proteger con nuestra propia vida. Hay miles de posibilidades para que esa llama se apague y sintamos que estamos perdidos, y solo depende de nosotros abrigarlo y protegerlo de cualquier cosa que intente hacer que ese fuego se desvanezca hasta desaparecer. El amor es la posibilidad que tenemos los humanos de expresar nuestra verdadera esencia. Primero nos amamos a nosotros mismos y después somos capaces de amar a los otros, a nuestros padres, a nuestros hermanos, a nuestros amigos, amigas, compañeros, compañeras, a nuestro primer amor, que algunas veces, algunos humanos tienen la maravillosa experiencia de que sea su gran y único amor. Su primer amor se convierte así en el amor de su vida y depende del cuidado con que lo traten que un día podrán mirar atrás y reconocerse como lo que son, el amor mismo.


No hay nada más exigente que amar. Porque debemos muchas veces obviar lo que queremos, lo que deseamos, lo que somos, lo que soñamos, lo que pensamos, lo que sentimos. Porque hay veces debemos poner primero al otro por encima de nosotros mismos para lograr salir de muchas situaciones en las que la vida nos pone. Solo con amor podemos superar muchas cosas, porque él es quien nos da la fuerza para corregir un rumbo perdido, un anhelo truncado, un objetivo frustrado, un deseo irrealizado, un dolor que creemos imposible de sanar, una enfermedad, una pérdida absurda, un duelo profundo...el amor es en realidad esa fuerza que un día cualquiera nos exige tanto que se convierte en resiliencia. En la resiliencia solo habita el amor.


El amor todo lo puede, nos han dicho que mueve montañas, y es verdad. Y también nos dijeron que ¨el amor es paciente y bondadoso. Que el amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad, sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta¨. Y es verdad. Pasarán por muchos momentos de su vida en donde descubrirán lo cierto en eso que nos dicen y nos enseñan nuestros padres y los padres de nuestros padres. Descubrirán muchas otras cosas que solo ustedes dos podrán saberlas cuando se vean a los ojos y comprendan lo que hay detrás del misterio de amar. Nadie podrá hacerlo por ustedes ni ustedes podrán siquiera imaginarlo. Lo vivirán un día a la vez basados en lo que cada uno de ustedes es, en lo que han aprendido hasta hoy como seres individuales ya que a partir de hoy sus vidas están unidas por algo más fuerte que el amor, la frecuencia del amor.


La frecuencia del amor, es un tono milagroso, un solfeggio en el que ambos aprenderán a escucharse en un tono específico, sanador, como si fueran uno hasta ser uno y hasta que un día posiblemente sean tres y cuatro y quién sabe si alguno más...porque el amor es esa fuerza creadora que me permite hoy con todo el amor que les tengo, desearles y augurarles que la mejor parte de sus vidas esta por comenzar. 



Juli, has encontrado una bella musa, una mujer honesta, auténtica y verdadera, música y sanadora. Valen, has encontrado un gran hombre, sensible, noble como ningún otro que yo conozca, honesto, un hombre sanador como tú, un músico talentoso y apasionado, juntos podrán componer sus mejores melodías, estan por presenciar el mejor musical de sus vidas, porque lo construirán juntos y será su vida misma! Disfrútenla, disfrútense y que viva esta unión divina. Los quiero con todo mi espíritu.

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Con mi cuerpo esbelto, mi piel intacta, mis manos sin marcas y mi espíritu lleno de ilusión. Sabía que éste era mi lugar. Lo sentía en mi alma. Ya había encontrado otro y sentía que ésto podía funcionar. Subí desde la ciudad sola. Entré a una finca por un supuesto error, el cual obviamente no lo era. Era una certeza. Me insultaron por reversar en una finca sin permiso buscando a aquel artesano hacedor de aretas que me había dicho que por estos lados habían lotecitos para comprar. Solo atiné a entregar mi mejor sonrisa y mi tarjetica de Sentir mi fundación, para explicarle a aquella bella mujer que me disculpara, que yo solo buscaba un lote. Tiempo después supe que la amargura de esa mujer no era sino la tristeza de una madre cuando pierde un hijo. Una hija en su caso. Un accidente se la llevó de una forma casi absurda. Entendí entonces su rabia porque yo sin querer, había reversado allí. 


Me llamo Alejandro señora. Usted, me dicen que ¿está buscando un lote? yo se lo tengo. Y me lo describió y yo que ya había visto un lote similar, supe que superaba mi presupuesto. Tenía una cantidad precisa y exacta. Ni un peso más. Le dije que no que gracias que tranquilo, que esto, que aquello y que lo de más allá. Pero no. Para él no fue suficiente. Él era un enviado y tenía que cumplir su misión. Insistió hasta que le dije que bueno, que fuéramos a verlo en un par de días. Me dijo rápidamente que vino de Alaska a venderlo. Era una historia bizarra e inverosímil como también suelen ser las mías, así que le creí. Subí con Gonza el padre de mi Nico y mi tio Gustavo. Al llegar y cruzar el portonsito alambrado y ver a aquellos gigantes, entendí. No podía ni creer que semejantes árboles existieran. Era un marañero. Era un bosque soñado. Había algo que nos impedía movernos, que luego supe que se llamaba chusque y por el que ya me gané una cirugía de tanto quitarlo. Aunque también supe que la mariposa tornasolada de medio día, es allí donde se reproduce. Miré a mis dos acompañantes. Mi entusiasmo se me salía por la piel. Lo quería, era mi hogar, aquí podía ver mi nido y si algún día tenía hijos, quería que jugaran aquí. Pero no pensaba tener. Así es que...era un bosque para la vida. Para el agua, para el aire, para las especies.


Sin dudarlo le pregunté cuánto valía y como la vida es  PERFECTA, me dijo el mismo valor que tenía para comprarlo. La cantidad exacta, ni un peso más ni un peso menos. Lo mismo! Inmediatamente le ofrecí hacer la compraventa y fuimos a su casa en el centro de Medellín. Más que su casa paisa, parecía su casa de Alaska. Toda las paredes de su casa estaban forradas en pino y desde que llegué y dí el primer paso, sabía que ese hombre cambiaría mi vida. Su rostro de hecho, ya lo había visto. Alejo, Maqroll, gracias. Ingresar a tu casa en donde en tu corredor vi fotos de ballenas asesinadas fue lo más fuerte que haya tenido que ver exhibido en una casa. Eran tus trofeos y yo quizá ya las había visto navegando con sus ballenatos. Casi me quito del negocio al saber que cazabas ballenas, pero fue entonces cuando entendí algo que con el tiempo me dijiste y me repetiste una y otra vez. Ese lote debía ser de alguien que lo fuera a conservar. Y llegué aquí como llamada. Hoy sé que fue así. Porque todo tiene espíritu.


El resto fueron papeleos. Enviar los documentos a Horacio el abogado amigo de mis padres, esperar que estuviera todo correcto. Y cuando lo estuvo, pude subir y abrazar a estos amigos, hermanos y seres gigantes a decirles he llegado. Voy a estar con ustedes y a protegerlos y a amarlos con toda. Empecé a recorrerlo despacio. Un año después supe que una semilla estaba en mi vientre y empecé a entender mejor la vida. Deseaba poder tener un nido para ese ser aquí colgado entre estos robles que yo llevaba un año conociendo, aunque también recorría la selva por esos días. Pijibá y Gaia eran mis otros dos amores. Compartía mi tiempo entre estos tres lugares amados. Sentía el corazón dividido. Pero así es muchas veces. Nuestro corazón tiene que aprender tantas cosas que debemos entender a dejar ir, a soltar, a amar desde la distancia, a cerrar los ojos y recorrer los lugares y su gente con nuestro pensamiento. Eso hacía. Habitaba tres lugares al tiempo. Eso hago aún. Porque sacármelos es como arrancármelos de la piel. Solo uno me pertenece y hoy cumplimos 29 años de amores y desamores. Hemos vivido tantas historias que necesitaría más blanco para contarlas. Pero aquí estamos, aquí estoy de pie dándole todo a este Robledal como lo prometí hace 29 años. Nos hemos amado. Nos han atacado. Nos han cortado. Tenemos cicatrices ambos. Nos han maltratado pero aquí seguimos porque sabíamos lo que se venía cuando más gente se acercara de la ciudad hacia él. Casi me has costado la vida Robledal. Aún siento a mis espaldas que alguien se acerca y nos acecha. Yo solo puedo asegurarte que nadie, nunca más, podrá herirnos. Hoy el Tipi es una guardiana más en él y por eso lo celebraremos al lado de Pepe. Los símbolos no son solo eso. Son también el espíritu de las cosas que quieren nacer donde la energía es precisa. Guiada por tí he hecho lo que hoy puede considerarse el nido de muchos. Gracias por permitirlo. Porque solo así he abierto mi corazón y he garantizado que las futuras generaciones continúen el legado que me has dejado. En tí veo mucho más que lo que todos ven. Veo el aire, el agua, la tierra y el fuego de los niños del futuro. Veo a Anuk que me habla desde el futuro preguntándome, ¿por qué no hicieron más para que nosotros también conociéramos el verde de los bosques y pudiéramos conocer unos seres llamados árboles que respiraban por ustedes?...¿por qué?...¿es verdad que el agua corría por entre esos bosques? ¿y era transparente?


Llegué una mañana cualquiera. Y a pesar de muchas idas y vueltas, nunca me he ido. Ni lo haré. Porque aquí soy.

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