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Cuando se te estremece el corazón... Nos sucede muchas veces en la vida. El corazón se nos acelera como si se fuera a gastar todos sus latidos de una vez. Y de repente te deja caer en el vacío absoluto. Y luego nuevamente te sube al cielo y te atrapa y te agarra y te sostiene y te desgarra y nuevamente te tira desde allá como si nada le importara. Y justo antes de caer, una nota te sostiene y te deja en un suspenso que solo las lágrimas pueden contener. Solo ellas pueden darle a tu cuerpo ese respiro de poder escuchar la belleza de quienes nos hacen deleitar con el poder de la música. Qué dones los que tienen algunos seres humanos que lo dejan a uno, literal, boquiabierto. Rola Gitana, son los putos amos!! Gracias por darnos ayer tanto. Mi corazón lleno de amor ayer y hoy, es el mejor regalo que puedo tener de este viaje. Porque en él se funden historias de los lugares vistos en esta Patagonia, del recorrido de más de siete mil kilómetros, del rostro de ésta nuestra América que aunque padece tanto, es tan grande. Grande como su gente, como ustedes.
Cuando se te estremece el corazón uno sabe que está vivo y ayer reconfirmé de qué estamos hechos. Somos un entramado de hilos antiguos y todas nuestras fibras tienen memoria. Cerramos los ojos y vamos con el sonido a donde queramos. Quien tuviera el placer de poder tocar de esa forma el alma de tantos seres con los sonidos que salen de nuestro espíritu. Algunos maestros tienen esa bondad. Porque cuando tocas algún instrumento con toda tu pasión, eso es lo que haces. Y te entregas y te das y tu energía se funde con tu instrumento y en un acto de generosidad le entregas a quien te escucha, tu corazón, tu espíritu va al cielo y llevas contigo a ese instrumento que es una extensión de tu cuerpo y de paso sales con nosotros que perplejos observamos cómo nos arrebatan el corazón y lo dejan en el limbo desconocido, en ese inexistente. En ese que solo los mas sensibles son capaces de reconocer y de ver, para llevar allí a otros.
Qué placer tuvimos anoche de poder escuchar a verdaderos maestros de la guitarra y el cajón, pero por favor, no se pierdan el placer de escuchar a estos seres humanos, es que no hay cómo no sentir que estamos hechos de recuerdos, de historias, de formas, de colores, que nuestros amores se mantienen a flor de piel, que "nadie nos quita lo bailao", porque realmente todo permanece en nosotros y cuando la música se interpreta con toda el alma, se le sale a uno todo por los poros, una noche cualquiera, en un café como Deer Beer, en donde desde que nos sentamos se nos robaron el corazón. Que entiendan que las familias no son solo de humanos es algo que va más allá. Supera la ficción. Porque en nuestra mesa reservada decía Martha + Ori x 3. Eso no tiene precio. Y fuera de eso, nos dan el honor y el privilegio de escuchar a semejantes músicos. No hay casi palabras, nada que lo describa. La entrega de amor fue demasiada y la llevo en mi piel y creo que la llevaré con mucho agradecimiento por mi vida entera.
La sensibilidad es tal vez una de las variables más importantes en nuestra existencia. Sin ella estamos perdidos. Desconectados. Aislados. Protegidos del mundo. Pero yo quiero estar expuesta a que me roben el corazón de esta forma. A que me quede perpleja ante el poder de la música y de quienes tienen ese privilegio. Si alguna vez tocaste guitarra andá y cogéla y no la volvás a soltar. Nunca. Si alguna vez tocaste piano corre a buscarlo y dejá que la vida te seduzca y no le entregues al olvido el placer de que las notas se te vayan perdiendo de la memoria. Este lenguaje universal es el lenguaje que todos hablamos o por lo menos que podemos escuchar y entender. Porque lo escuchamos con la piel, con el corazón, con todo nuestro cuerpo. Lo escuchamos con recuerdos compartidos, ancestrales, milenarios. Y hay un pequeño tamborcito que nunca deja de latir, que siempre nos recuerda el ritmo de nuestra propia madre, el ritmo de nuestra vida y de nuestro origen.
Solo cuando se me estremece el corazón como ayer es que recuerdo que nuestro corazón viene con unos latidos predefinidos. Y aunque nuestros latidos estén contados, yo sí es que agradezco mucho haberme permitido este tiempo en esta Patagonia encantada en donde la magia y la exuberancia del frío al lado de esta música me robaron el corazón. Para siempre.
Rola Gitana
Flamenco Fusión
Martín Boschile
Pablo Boschile
Iván Piombi
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