Queriendo muchas veces encontrarle sentido a nuestras vidas. Porque no siempre estamos en el camino correcto. Hay veces que nos detenemos y nos damos cuenta que hace rato tomamos el camino que no era. Pero qué difícil es cambiar. Toma tiempo. Toma coraje. Toma más de una noche en vela y de un día perdidos en nuestros pensamientos tratando de saber si seremos capaces con certeza de hacerlo todo. Pero esta vez diferente.
Deambulamos imaginando otra vida. Otras vidas. Otras historias. Nuevas experiencias. Imaginamos que esto que somos y lo que nos rodea no es lo que vemos sino algo más. Tiene que ser algo más. Eso nos decimos. Porque cuando estamos en pareja pensamos que tal vez estando solos todo sería diferente. O si estamos solos creemos que en pareja estaríamos viviendo algo más. Y !por supuesto! Nada es igual siendo todo distinto. Tiene que ser diferente. Porque en todo hay dos lados. Y muchas veces más de dos.
Hay infinidad de formas de relacionarnos con el mundo que vemos. Desde la alegría o la tristeza. Desde la pasión o el aburrimiento. Desde la dulzura o la amargura. Desde la luz o desde la oscuridad. Y poseemos todo. Todo está en nosotros. En como decidamos vivirlo. En cómo decidamos entender esta vida misteriosa que somos. Porque no hay una fórmula absoluta para el éxito o la felicidad. No hay secreto tan bien guardado para obtener riquezas y tesoros. No es de una sola forma. Sino de muchas. Todas válidas desde que sean a través del amor.
Nos escondemos por ahí en nuestros recuerdos y también deambulamos en ellos y los recreamos. Y pensamos que todo pudo haber sido mejor. O peor. Pero pocas veces sentimos que estamos en el momento justo de nuestras vidas. En donde todo está bien. Y todo está bien. Siempre está bien. Aunque sea arrebatadoramente doloroso. O increíblemente difícil de superar. Siempre está bien aunque nos cueste levantarnos. Aunque no comprendamos. Aunque hayan momentos misteriosos en donde uno cree haber perdido su norte. Pero sin ser el camino correcto vamos en la dirección precisa. En esa que nos hará vivir las experiencias necesarias para lo que debemos vivir.
Y lo vivimos. Y aunque nos arrepintamos o celebremos por lo conquistado siempre seguimos deambulando por ahí intentado conquistar nuevas cosas. Nuevos sueños. Nuevos proyectos. Otras gentes. Otros lugares. Nuevas presencias y singulares ausencias.
Deambulamos por ahí como queriendo que el tiempo pase para encontrar el camino otra vez. Pero estamos sobre el camino. No hay pierde. Porque no todo lo que veamos o las estaciones por las que pasemos o en las que nos quedemos son las que queremos. Pero hacen parte del viaje. Y el viaje es éste. Justamente. Uno que empezamos sin que realmente supiéramos y que día a día nos impone nuevas formas de encontrarle sentido.
Y cuando le encontramos el sentido descubrimos que no era para ese lado sino para el otro. Y después de viajar sobre él nuevamente nos encontramos con la maravillosa realidad de que tampoco era por ahí. Y aunque todo pareciera perdido, en verdad, no lo está. Porque es necesario todo lo que vivimos para que comprendamos la maravillosa existencia que nos rodea. Para que entendamos y dignifiquemos nuestra vida por las experiencias que hemos vivido y las cuales hemos acumulado en nuestro espíritu como invaluables tesoros que están ahí siempre para que regresemos a ellos y busquemos eso que creemos perdido pero que ya somos.
Deambulamos por ahí…eso hago justo en este instante en donde me siento en la plenitud de mi vida…
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