Y les creo. Porque mis padres eran par de estrellas cuando yo asomé mi cabecita para salir a ver la luz de este planeta que me he gozado como ninguna. Cada amanecer, cada atardecer, cada rincón de dónde he podido llegar. De donde me he podido ocultar cuando duele, de dónde me he podido sentar a observar plácidamente la belleza de esto a dónde nos traen sin que al parecer lo pidamos. Pero sí, si lo pedimos, solo que ahora no lo recordamos. No podemos recordarlo todo. Sería una locura recordar todo. Aunque todo sí está allí. En este gran cerebro que es nuestra diferencia y que puede serlo realmente cuando debemos tener la capacidad de discernir sobre todo lo que tenemos que decidir cuándo empezamos a vivir y a caminar sobre esta bolita que llamamos Tierra.
Venimos del Cielo a la Tierra a través de un acto sublime que nos da la vida. Un gran milagro que nos concede un espíritu. Y ese a su vez le da forma a un cuerpo que llevaremos por mucho tiempo. Algunos tenemos la fortuna de formarnos perfectos. Otros se forman diferentes y su vida es un reto mayor. Hay otros espíritus a los que parece que se les hubiera formado el cuerpo equivocado y tienen que luchar muchos años por identificarse con un cuerpo que no es. No sé, siento que somos todos tan afortunados y nos deberíamos de amar por quienes somos. Muchas veces cuando me veo en el espejo, solo suelo ver ese rayito de luz que soy. Y que muchas veces se ha apagado, y solo una intenté apagarla yo misma. Y de solo recordarlo, lamento el daño que me hice y que le hice a quienes amo. Enfermarse también es una opción del cuerpo y del espíritu. Somos imperfectos. Pero así es como buscamos expandir nuestra consciencia y ser mejores. Siempre quiero ser mejor que ayer. Lo intento cada día. Cada mañana me digo a mi misma, hoy lo harás mejor.
Y hay veces lo logro, hay veces no. Hay veces paso raspando el día porque me abruma la vida, me abruman muchos seres que me dan lecciones para yo ser mejor. Aprendo tanto de quienes me enfrentan como de quienes me abrazan. La vida es una corriente y hay veces vamos con ella y hay veces ella nos pone a tragar agua de lo lindo y se nos va hasta los pulmones en donde a duras penas podemos respirar. Hay veces la vida es un maldito exceso y un infierno. Pero en realidad es el cielo más hermoso que uno se quiera imaginar. Hoy esperando llegar a mi vuelta 55 el cielo me regaló un amanecer extraño y hermoso. Uno que escogí para ésta celebración. Uno escoge los lugares a donde llega. Hay veces llega y otras no. Pues lo logré. Quería la quietud de esta belleza blanca para desde esta plenitud reconocer que soy gracias a cada uno de quienes han estado en mi vida y de quienes aún permanecen. Nada es eterno. He despedido amores y amigos y a ellos los honro con amor, he despedido a mi padre, a mis abuelos, a tíos y a primos. El último me dio bien duro. Sentía que lo íbamos a lograr. Pero no fue así. Decidió ir a las estrellas antes de tiempo y desde allí siento que esta mañana me dijo que tranquila que estaba bien. Es como si morir borrara todo. Porque somos eternos...
Dicen que venimos de las estrellas y les creo. Les creo porque hay veces siento que esa conexión profunda que tenemos con el firmamento tiene que ser por algo. Esa fascinación absurda debe decirnos el lugar de nuestro verdadero origen. De nuestro hogar tal vez. Yo divago con todas las anteriores. Nada es cierto. No sabemos nada a ciencia cierta. Pero cada uno tiene una razón. Cada uno tiene su fe para decidir en qué cree. Su fe le da respuestas que nada más puede hacerlo. Porque casi todo lo que vivimos es inexplicable. Y entonces nos toca comprenderlo de otras formas que no podemos ni tocar ni agarrar, ni ponerle palabras humanas para esas sensaciones que vivimos, para eso que yo llamo excesos. Para esa locura que se mueve en nuestra interior y que muchas veces nos obliga a detenernos, o a seguir tras algo que sentimos que es lo correcto. Así, inexplicablemente.
Si es verdad que podemos elegir nuestras experiencias y por lo tanto a quienes venimos a conocer porque son nuestra familia o nuestros amigos, entonces elegí bien. Y gracias. Todos han hecho mi vida más divertida. La han llenado de historias maravillosas y de recuerdos que se van conmigo a donde quiera que vayamos cuando morimos. Si es que lo hacemos. Esas historias compartidas hacen parte de mí y los amo por haberlas vivido conmigo. GRACIAS. Eso es lo que más siento hoy, GRATITUD infinita por quienes aún permanecen en mi vida, por los recién llegados y por los que se han ido también. Todo me da esperanza. Tengo una fe inmensa y sé que todos podemos hacer milagros. Ese es el poder que nos otorga el misterio de la vida. Así es que hoy viviré este viaje mejor que ayer. Y deseo que todo lo bueno pase en las vidas de quienes amo. Que sus sueños se hagan realidad y que siempre le sumen al mundo el amor que él es.
Dicen que venimos de las estrellas, y les creo.
Yo quisiera saber.... si leerte sería igual, sino te conociera. Tus palabras..... me