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Foto del escritorMartha Elena Llano Serna

En el afán


En el afán de nuestras vidas olvidamos lo importante. Nos rendimos ante el día día y hoy, ante aparatos extrañamente desconocidos, pero hoy ya tan familiares para la gente del futuro. Antes de dar las gracias vemos cuántos me gusta hay en nuestras redes. Antes de caer rendidos ante lo que creemos y serle fiel a eso con todas nuestras fuerzas, caemos rendidos por quiénes, cuándo, dónde y cómo nos siguen. Qué más da si nos bloquean, nos retiran, nos quitan y nunca más nos dan el pase de entrada a cualquiera de esos reinos. Porque esos para mí, ya lo son. No por creencia ni más faltaba, sino por millones de personas en ellos. ¿Así no se constituyen los reinos? pues, yo sí creo que los seres que inventaron esas redes son los putos amos. No los míos. Yo sí uso sus redes para difundir pero no para depender.

En el afán de nuestras vidas olvidamos darnos un abrazo antes de buscar en otros lados uno. Ponemos nuestros ojos sobre los de otros que ni vemos ni sentimos antes de mirar a los nuestros y decirles cuánto les amamos. Hay veces creo que quienes conviven con nosotros son quienes se llevan la peor parte de nosotros y nosotros las de ellos. Porque la convivencia es esa tolerancia a hacer las cosas diferente. A acoplarse a que somos dos o más seres con necesidades distintas y que por lo tanto hay muchas formas de hacer las cosas. Pero no por eso dejamos de amarnos y de respetarnos. Ciertas veces cruzamos unas líneas invisibles y uno, o ambos, o todos, dejan bien en claro las reglas del juego. Porque el juego de la convivencia sí que es exigente. Todos nos amañamos con nuestras creencias y las hacemos justo por eso, porque creemos que son las correctas. Y porque somos cómodos y a quien no le gusta la comodidad. Todos la amamos y la buscamos.Todos queremos lo mismo. Barriga llena...

En el afán de nuestros días detenernos es casi imposible y ni qué decir de ser compasivos y ver al otro en sus necesidades. Me he excedido muchas veces, pero me queda la alegría de haberlo dado todo. Y más. Casi nunca es dinero, pero si algo más valioso que eso y que para mí es lo mismo. Tiempo. Debemos encontrar ese balance entre darlo todo y mas y no dar nada por temor. Hay que confiar. Y "La mejor forma de averiguar si puedes confiar en alguien, es confiar en él. – Ernest Hemingway. Así es que no hay de otra, es lanzarnos a confiar y hacer lo que nunca habíamos hecho y hacerlo con la plena confianza de que saldrá bien. Porque las solas leyes de gravedad están a nuestro favor.

En el afán de cada día pasamos por alto la ritualidad que nos ha traído hasta aquí. Como especie. Somos una especie conectada con los rituales y la pérdida de ellos nos está dejando vacíos. Sin dónde agarrarnos. Todos podemos tener distintos. Para mí la religión es eso. Y algo más. Y cada quién verá en qué cree y si en eso cabe un Dios. Y cada uno tiene derecho a establecer su diálogo con ese Dios y el orden que eso le da a su vida depende de la fe que tenga en sí mismo, y en ese Dios por supuesto. Yo creo que todo es posible. Si lo sueño y lo creo, lo creo. Hay fuerzas allí poderosas ayudándonos. Gigantes. El poder de la comunicación telepática para mí es una de ellas. Perderla como especie nos deja vulnerables. Entenderla nos toma tiempo pero lograrlo es quizá una de esas cosas que casi que a diario vivimos y aún nos preguntamos. Veeee me llamaste y yo hace un segundo te pensaba. No hay duda. Nuestro cerebro sí es ese gran y poderoso instrumento que aún no creemos para todo lo que sirve. Pero mientras, cuidemos nuestros pensamientos. Porque se nos darán.

Rendirnos ante las casualidades es el placer de la perfección. Todo es perfecto. Hay un plan. Único e individual. Y todo pasa de acuerdo a él. Misteriosamente. Hay fuerzas que así lo concretan y no hacer nada no es parte del plan. Solo se activa con tu movimiento. Cuando das el primer paso, todo gira. Y uno ni sabe para dónde pero tienes que seguir, y confiar y dar el siguiente paso y lanzarte al vacío y el universo mágicamente acomoda las fichas y te muestra otros panoramas que ni te hubieras imaginado. Porque la vida es eso, magia, misterio.

En el afán de la vida, nos estamos perdiendo las oportunidades que la vida nos ofrece. Y ellas ya son. Y existen para nosotros. Pero nos las saltamos y no cogemos esos tesoros que hay allí y que son para nosotros.

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