Eso somos. Sin darnos cuenta. Tú y yo. Él y ella. Ellos. Todos. Somos una gran familia y aún sin comprenderlo no hemos podido avanzar en nuestras diferencias. Todos somos uno. Pero somos también distintos. Ninguno repetido ni naciendo repetidos. Misteriosa grandeza de este vasto Universo. Hay veces intento buscar mi alma gemela en otra galaxia, pero sé que aquí estamos los que somos y podemos reconocernos desde la distancia. Estamos en nuestro olor, en la sonrisa tímida, en nuestras manos sudorosas cuando reconocemos ese más allá que todos tenemos entre quienes vibramos en una frecuencia particular. La frecuencia del amor.
Familia, esa es la frecuencia. Por ella cobramos vida y vivimos intensamente y por ella morimos un poco cuando vemos que no podemos entendernos entre hijos, padres, hermanos, amigos del alma, todos seres luminosos y hermosos que no somos capaces de llegar a sutiles acuerdos.
Acuerdos. Qué difícil conseguirlos y qué simple alcanzarlos cuando lo sabemos. Es una decisión y están basados en la misma frecuencia, la frecuencia del amor. Esa que suena y resuena en nuestro interior y que en un día como hoy, el mundo desde el cosmos debe ser más luminoso y grandioso. Si tan solo pudiéramos perdonar, olvidar, sanar, seguir, fluir, alcanzar. Si tan solo en una estrecha Franja hoy, miles de familias encendieran luces en sus corazones para que allá afuera su mundo mañana no estuviera destruido.
No tengo nada por pedir. Solo quiero dar. Quisiera darle a todos esos seres que perdieron a sus amados, una forma de esperanza, un aliento en sus vidas, un abrazo que pudiera hacerles sentir a esos amores que partieron y que misteriosamente hoy hacen parte de las estrellas que ya poco vemos. Quisiera recordar a tantos seres que deambulan perdidos en este gran mundo sin poder encontrar el camino de vuelta a casa, la salida de esas encrucijadas en que la vida mete a algunos. Las drogas, el alcohol, la desesperanza y otras tantas que ni quisiera nombrar. Me queda el consuelo de haberte hablado primo hasta las últimas horas de tu vida con todo el amor que te tenía. Eres sangre de mi sangre.
Familias, somos diversas y maravillosas. Todas hacen parte de esta historia de los humanos que hoy habitamos por miles de millones este gran azul. Viajamos, recorremos, vamos y volvemos y siempre regresamos al nido. No todos. Quisieran. Algunos no. Pero lo natural es mantener un vínculo eterno con esos que nos dieron la vida, con quienes nos llamamos hermanos, primos, sobrinos, tíos, abuelos. Nuestras familias son extendidas y generamos vínculos profundos además con amigos del alma que sin darnos cuenta y con el correr de los días se vuelven hermanos, hermanas, primas, primos, tíos, abuelos, todos tenemos amigos hermanos del alma. Y no es por la edad, es por la vibración de nuestro corazón en expansión hacia una consciencia superior que nos hace ser muchos en una vida o en muchas vidas. Estamos conectados. Somos familia. Con o sin acuerdos somos lo mismo y tendremos que resolver todo en algún punto de nuestra existencia. Como lo que seamos. Ya fui muchas cosas. Eso ví y me espera la posibilidad de aprender y reconciliarme con todo lo que he sido para así de una vez encontrar mi totalidad.
Que la vida nos sorprenda. Que te abrace fuerte esta intención. Que respires como si fuera tu último aliento y lleves ese regalo que tienes hasta tu centro y desde ahí te proyectes y te veas y te pierdas y te encuentres y me encuentres. Deseo que todos comprendamos que lo que creemos, lo que creamos y que todos tenemos posibilidades de lograr esa belleza que amo desde niña: la magia. La he visto, la he sentido, te siento aquí a mi lado y veo como lees detrás de mis espalda reconociéndote en mí y yo en tí. Podemos ser los seres humanos que queramos ser, construir las relaciones que deseemos y construir la humanidad que soñamos. No estamos solos y entenderlo es la única forma de permitir que seamos guiados por el camino en el que en un día como hoy, solo existiría cerrar ciclos en medio de un amor luminoso y abundante en este planeta y por supuesto en nuestro corazón.
Tes mots touche mon cœur.