Tan ellos.Tantos. Pero tantos...aún con su cuerpo andando por ahí dando lidia como decimos en mi a
mada Colombia. Otros ya parte de las estrellas y seguramente dando lidia en otros niveles. Yo creo que cuando aquí ya la cosa era demasiado para ellos, se fueron a otros universos. Porque qué nivel Maribel. Es cosa de locos. Muchos en su tiempo ciertamente, así era como eran conocidos. Porque lo que no esté dentro de la norma, adentro de la rayita o sobre ella, está salido de todo contexto y entonces siempre serán nombrados así. Seremos... Y está bien. Cada quién sabe qué es, a menos que si realmente el disco duro les pase su factura y les fallen esas conexiones divinas que nos hacen.
Espero no fallarle a ninguno. Porque la lista es titina. Sócrates, Platón, Aristóteles, Dante, Petrarca, Mozart, Beethoven, Bach, mi amado Vivaldi. Que grandes, qué personajes. Todos ellos maestros de maestros. Con vidas turbulentas y únicas. Con tanta sensibilidad en su corazón que aún tienen el poder de conquistarnos, de tocarnos, de robarnos el alma con sus palabras o con esas notas y esos silencios tan únicos de sus melodías. Un escrito también es eso. Silencios. A mí hay veces me cuesta. Porque hay una llama en mi interior que me empuja a escribirlo. No todo lo comparto. No todo el tiempo. Nunca me he preguntado si lo hago bien. Tampoco si lo hago mal. Porque todo está escrito en mi corazón y pasa por mi piel y hay veces me desgarra y otras me despelleja, pero hay días como hoy en que las palabras mías y de otros me acarician y son un bálsamo para mis días y mis noches.
Arquímedes, Galileo, Isaac, Pasteur, Edison, Marie Curie, Tesla, Einstein, Turing, Hipócrates, eh kiay ahora sí que nivel Maribel. Estos son los amos. Los putos amos. Me encanta decir esta expresión para no decir qué chimba porque maluco. Pero es que si no encuentro otra forma que los describa mejor a excepción de maestros. Humboldt, nos imaginamos vidas perfectas. Cuando ciertamente fueron muchas de ellas de un calibre, azarosas. Porque sentir que quieres lograrlo todo, conquistar el mundo, descubrir eso que no sabes qué existe, tocar esa nota perfecta, escribir eso que sentís bien adentro y a lo que quieres ponerle nombre, palabras, nos toma la vida entera. Es como buscar una aguja en un pajar. Porque son muchas agujas y millones de pajares. Y todos sentimos diferente. A todos nos toca la vida de diferentes formas. Somos uno. Hasta que tenemos que tocar al otro. Porque cuando estiramos nuestra mano, hay veces nos pasamos o hay veces no alcanzamos. Cómo me pasa con un ser con quien hoy yo comprendo porque sus abrazos siempre eran terriblemente extraños. Cuando no sepan qué hacer, créanle a su cuerpo. Ese la tiene clara, porque su información no es la de este tiempo. Su información viene de por allá de dónde ni te imaginas. Nuestro cuerpo lo sabe todo. Confía en él. Confiemos.
Mahoma, Moisés, Jesús, Buda, Ashoka, Confucio, Pedro, Pablo de Tarso, María, sin palabras. Seres de carne y hueso que dejaron una huella en este planeta de tal tamaño, que miles de años después aún hacen parte de nuestra vida diaria. Guías, activistas, enooooormes. Su energía era, fue, y es tan poderosa que somos lo que somos por ellos. Todos. Tenían que venir. De donde fuera. Nuestra historia es tan corta comparada con el universo... pero tan vasta comparada con nuestra propia vida. Que se nos hace pequeña nuestra existencia. Somos un diminuto grano ni visible desde el espacio, pero real desde mis propios pies tocando la Tierra, que sé que gira pero que solo lo siento porque le pasamos al Sol y a las estrellas y a la Luna. Los busco a todos, todo el tiempo. Sólo así sé que dimos otra vuelta. Y me place saberlo.
Thales de Mileto, Da Vinci, pero por favor. Qué capacidad! De dónde salían estos seres humanos. ¿De dónde? De la misma parte que todos. Otros tiempos. Pero de los nuestros, otros que tocaron con toda nuestra esencia. Queen, Supertramp, ABBA, Ennio Morricone, Nina, saltándome en tiempo a grandes como Mahler, Ravel. Es que es casi imposible seguir la pista. Literal. Qué gran legado el que tenemos los humanos en nuestras manos. Otra vez y perdón la redundancia, literal.
Emerson, Nolan, Danit, Einaudi, Diana Uribe, Byung, Serrano, Yoku, Haydée, éstos, parte de mí hoy. Desde el viernes Rola Gitana, maestros. De siempre, Ansel, Sebastiao, Annie, Henri Cartier-Bresson y entonces, guías y maestros de millones que vamos dejando guardada nuestra historia personal y de paso la de toda la humanidad, en esas cajitas negras que hoy ya son digitales y por los cuales la gente del futuro conocerá cómo fuimos y vivimos.
Mil veces la experiencia ha demostrado, incluso en personas no particularmente dadas a la reflexión, que la mejor manera de llegar a una buena idea es ir dejando que fluya el pensamiento al sabor de sus propios azares e inclinaciones, pero vigilándolo con una atención que conviene que parezca distraída, como si se estuviera pensando en otra cosa, y de repente salta uno sobre el inadvertido hallazgo como un tigre sobre la presa. JOSÉ SARAMAGO
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Miles
Excelente!!! Y ahiesta el detalle, hacer listas, enunciar, ha quedado mucha gente sin nombrar. Octavio Paz, Neruda, Kundera, Mandela, Ghandi....