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Foto del escritorMartha Elena Llano Serna

Todo viaje es hacia nuestro interior


No hay duda. Lo soñamos, lo planeamos, lo vivimos y luego, lo recordamos por siempre. Cada esquina, todos los olores, las risas, los amaneceres, los atardeceres, los nuevos amigos, los paseos por ahí sin rumbo por una calle cualquiera, perdernos para encontrar que estábamos dónde debíamos estar. Hay viajes de viajes, una aventura por tierras desconocidas que terminan siendo conocidas y cercanas, en tierras de fuego, en el mar, en lagos y lagunas, en la nieve y en los glaciares, en un invierno casi sin la nieve habitual y reconociendo que es real, que el cambio ya pasó hace mucho y que aquí estamos enfrentados a él. Inminentemente.

No hay duda, lo he visto, he sido tremendamente afortunada de tener sobre todo el coraje de partir, para tal vez regresar o para continuar, pero partir es inmenso. Es dar el primer paso y dejar que el universo haga el resto. Mi vida ha sido justamente eso, una aventura y debe serlo porque mi sensibilidad hay veces escribe en mi piel y me deja tatuada para siempre. He tenido el privilegio de ver Ushuaia, mi gran sueño, aferrada a ella pude llegar a conocerla y a sentir su frío tibio, su belleza cristalina en todo, su dulzura en los chocolates en cada esquina, su viento helado de un glaciar allí mismo. Aún me parece sorprendente! Lo caminé, lo viví y lo llevo en mi mente guardado para apelar a él cuando quiera. Porque los viajes pasan primero en nuestro interior.

Los soñamos y hay veces creo que ellos nos sueñan a nosotros, nos llaman, nos hacen señas y nos coquetean para que nuestra energía los recorra. Y ellos nos recorren a nosotros. Somos uno con ellos. Y disfrutarlos es nuestro deber. Como lo hago en este preciso instante aún sin mucho dormir, pero con la plenitud de estar completa, de estar aquí dejando que esta tierra Patagónica haga lo suyo, nos atrape, nos permee con su frío y su quietud, con su transparencia, con la tranquilidad de una mañana serena, con la alegría de habitar un territorio sagrado, sanador, reparador, estable. Los territorios no tienen nada que ver con el mundo extraño que los rodea, lo político y lo económico son un invento, un entramado humano que trata de atraparlos, pero al final es imposible, porque ellos son. La economía de esta Patagonia argentina no tiene nada que ver con la Patagonia misma. Ella es una y regresaré una y otra vez para descubrir aquello que no he podido ver aún. Este es uno de esos lugares en el planeta que cuenta mas historias de las que podemos imaginarnos. Con razón la habitaron esos Patagones que dicen. Aquí están. Grandes como esta tierra.

La Tierra del Fuego es otra cosa. Salida de cualquier mundo. Aún puedo cerrar mis ojos y ver esos paisajes que más se parecían a Marte que a mi propia tierra. Pero es aquí, ahora, hoy, en este preciso instante. Uno solo regresa por sus afectos, por nada más. Amando mi país, hay veces también lo odio. Porque hay tanta maldad en el como belleza. Su exuberancia nos la cobran caro y no quiero pagar ese precio. Partiré. Ya sé que mi pasaporte es planetario y que la dicha habita donde sientas latir tu corazón al unísono con tu entorno. Me reconcilie con el frío extremo. Viví en él en el gran norte y no me quedaron ganas de regresar. Pero descubrí que no era por él, sino por mi. Aquí me reconcilie con el blanco eterno, con el frío a -8 grados, con la quietud que antes parecía absurda y que hoy junto con el silencio son mis mejores compañeros.

Todo viaje es hacia nuestro interior y hoy sé que todo pasa primero en nuestra imaginación. Todo lo vemos primero con los ojos del corazón y cuando permitimos que nuestro corazón lata en la frecuencia de los lugares que visitamos, éste se sincroniza con la frecuencia del universo y la magia sucede. No podría explicarlo diferente. Nuestro corazón tiene un ritmo, sólo nuestro. Él es el que define nuestro andar y los pasos que damos y daremos. Él es el último que se apaga y el que define si ese circuito eléctrico que somos sigue andando o para definitivamente, planta.

Hay que tratarlo con amor porque es el motor de nuestra vida y no es eterno. Tiene sus latidos contados y debemos hacer todo lo posible por verlo todo con él, sentirlo todo, acompasarnos con el mundo para con nuestra propia frecuencia habitar un mejor mundo, uno más armónico y en unísono con el planeta que queremos habitar, con el universo que deseamos, con las estrellas que veo ahora en este cielo frío a cero grados exactamente de un invierno Patagónico. Somos lo que vemos, podemos construir nuestra realidad. Somos nuestra propia medicina.

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3 Comments


Silvia Hincapie
Silvia Hincapie
Aug 10, 2023

Si, todo viaje es hacia nuestro interior. He viajado, otros mares, otras montañas, valles, desiertos, profundidades, glaciares he conocido y ahora en la quietud de solo escuchar el viento, me he dado cuenta que mi viaje al interior es infinito, lleno de recuerdos

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lucila_ph
Aug 06, 2023

HERMOSO

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lucila_ph
Aug 06, 2023

Simplemente

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