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Foto del escritorMartha Elena Llano Serna

Zozobra




Zozobra. Ante ti me he doblegado mas de una vez y he llorado ante la incertidumbre que sueles abrazar y llevar contigo a donde vas. Ante ti me he parado y me he repuesto y te he mirado a tus ojos y amorosamente te he dicho, aquí estoy, aquí estamos…ven. Ven a ver que es lo que hay por aquí, a ver de qué estamos hechos. Y entonces has llegado con tu fuerza y nos dejas sin aliento y nos robas hasta el último suspiro. Hoy llenas de temor a un país con el valor de un dólar. Y mi pueblo obviamente entra en un pánico colectivo que no solo me soprende sino que por supuesto me duele. Porque obvio, todos perdemos, o ganamos. Pero normalmente perdemos. Pero no solo es eso. Reforman nuestro país y nos resistimos porque no somos capaces de reformarnos nosotros, y que la izquierda coja el bastón. Esto será exigente e implicará eso. Que salgamos de nuestra zona de confort. Pero va más allá de eso.


Zozobra, te has metido en mi país y lo has vuelto adicto a ti para que cada uno de los colombianos te busque y siempre tenga una excusa para que seas parte de sus emociones, para que no encuentren esa paz que no solo es la paz sino miles de cosas que la componen. La paz es la sumatoria de distintas acciones. Y no hay nada que yo desearía más que mi país las conociera. Que pudiera vivir en una plenitud absurda con lo que somos y lo que tenemos como país. Y que nos pusiéramos la mano en el corazón y sin temores fuéramos capaces de tomar decisiones que afectaran muchas otras. Somos capaces. Lo somos. Porque sí, todo está afectado por algo como por ejemplo el dólar, pues entonces hagamos que lo nuestro valga de acuerdo a él y así lograr salir de ese sentimiento de que estamos perdiendo. ¿Perdiendo? jamás. Reajustemos nuestro valor y así seremos capaces de equilibrar esa zozobra que nos carcome desde hace tanto y que se ve reflejada en la sociedad que somos.


Zozobra, detente, en mí no harás mella, tengo otros valores y hoy me acompañan seres de las estrellas en quienes confío y en quienes encuentro la serenidad para creer y crear.  Para confiar que hay algo más. Para tener certezas en vez de miedos. No he tenido mucho miedo y eso me ha hecho ser una guerrera parada siempre en el limbo, en esa rayita invisible. Cuestionada, juzgada y criticada. Pero creo en mí y confío en mis emociones así cuando sean excesivas y el mundo occidental le tenga un nombre a eso de sentir en exceso. Porque en el otro mundo, simplemente le llaman  “ver más”. Así lo nombran y me lo preguntan mis otros amigos, Martha ¿estás viendo más todavía? y eso, para nosotros los occidentales que hemos sido “tocados” por el mundo indígena, es un placer y un privilegio poder entender el significado de sus percepciones y poder hacer las correctas interpretaciones de las mismas.


Zozobra, no estás en mí. No ésta vez. No cuentes con mi energía ni te alimentes de ella. Por supuesto, no soy ni ignorante, ni solidaria con lo que me rodea, simplemente no me verás partir en ese buque del desasosiego. Porque en tí habita el miedo y simplemente a ése solo le copio cuando tiene que ser, cuando mi vida pende de un hilo y tengo que apelar a él por superviviencia. Amo mi sensación de plenitud, de paz, de serenidad, de también tener que resolver y lograr mis sueños aún en medio de dificultades, pero no cederé a este placer de vivir mi vida plenamente por nada del mundo. Encontrarlo fue mi reto, porque vivimos en un mundo tan extraño que todos te dicen primero que fallarás antes de confiar en tu capacidad de triunfar en lo que deseas.


Zozobra, por mí, te puedes ir plpm porque aquí no hay nada para ti y mis emociones están blindadas con la fuerza que tengo. Y sí, puedo decir muchas cosas y reconocer lo que eso ocasionará en mi entorno, pero no me afecta. Para nada. Porque somos humanos resilientes y no somos nada de lo que vemos. Somos una luz intensa que viaja más rápido que cualquier cosa y nada externo a excepción del milagro de la vida y por supuesto de la muerte puede apagar esa luz. Ese misterio que nadie aún descifra ni lograr con certeza saber si la muerte es el final de esa luz o es apenas un nuevo pasaje, un nuevo estado…zozobra…vivimos inmersos en ella y aprendemos a vivir y a permanentemente sacar excusas para mantenerla al lado, cuando en realidad estamos en su centro desde que nacemos. 


Zozobra, yo a tí te he cambiado por plenitud, porque lo que ésta le produce a mi cuerpo y las sensaciones que recibo me parecen por supuesto más hermosas. A la m con todo lo que está del lado del temor, no lo quiero. Y punto. 

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