Y le creo porque confío en él. Le creo porque me habla desde lo más profundo de mi corazón, allá donde habita ese rayito de luz, pasando por mis venas, por mis poros y saliéndose por mi piel. Le creo porque él me pertenece y yo en un acto sublime de amor, le creo ciegamente y en él me siento a salvo. Porque estoy a salvo. Es mio.
Es esa capa de piel que siento tibia y que me protege de todo y que me cuida de todo y que eventualmente golpeo sin querer y que me separa de los otros y que muchas veces también me ha unido a ellos. Y esa que me permite arruncharme con mi hijo y sentirlo cerca y tocar todo, oler todo, sentir todo, abrazar todo, ver todo. Es ese maravilloso lugar que ocupo y que habito y que siento que me pertenece, y en el cual me refugio y el cual se refugia también en mi, cuando muchas veces no lo trato como debe ser.
Cuando mi cuerpo me habla, lo hace amorosamente y me deja saber qué debo hacer, con quién debo estar, con quién no. A dónde debo ir y a dónde no. Cuándo debo seguir y cuándo debo parar. Cuándo comenzar y cuando terminar. Justo ahora me habla, me susurra palabras de amor diciéndome, párate que ya terminaste tu cuarto libro, pero éste es el primero que vas a publicar de muchos. Sonríe, en tu camino hacia abajo, para y ve a besar la frente de tu hijo, ve y sueña con Gaia y con el Lugar Soñado, recibe ese sol que tanto amas, y vé a visitar a Rosita para que tomen chocolatico parviado y juntas se rían de la vida.
top of page
40.000,00$Precio
bottom of page